sábado, 2 de febrero de 2008

Sangre para un sueño (Manuel Mejía Vallejo)



Cada mente es un ventanal
lleno de hijitos filosos...
(Diego Planisich)



Soñé que atravesaba la selva

-nos dijo un día su cansancio y sacudió briznas de hojas, ramujos vegetales, como si arrancara una raíz fresca y honda.
Después lo perdimos de vista.
"Debió regresar a su sueño" -pensé, recordando que en esa ocasión traía roto el vestido y tuvieron que extraerles espinas y astillas de árboles inusitados, de palmas y árboles inusitados.
Pero una mañana volvió. Pudimos entenderle que estuvo soñando con una puñalada.

-Aquí, miren.
Se desgonzaba su fuerza cuando preguntamos qué le había ocurrido. Logró apoyarse en un brazo y levantar la cabeza, pero volvió a caer. Sin tiempo de responder si la sangre era también parte de su sueño.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo comento
tu comentas
nosotros comentamos
vosotros comentais

Anónimo dijo...

y vos sabes que si!